Una falla geológica producida en el cauce el río Paraná hizo que la desembocadura del río Iguazú quedara convertida una abrupta cascada de 80 metros de altura. Desde aquel punto, donde se originaron las Cataratas, hasta donde hoy en día se encuentra la Garganta del Diablo existen 23 kilómetros de distancia, debido al retroceso lento erosivo, pero continuo en la posición de las Cataratas.
Esta gran cascada original, se ha convertido en dos grandes arcos sinuosos de 2700 metros de extensión. Siendo el salto más imponente del conjunto la Garganta del Diablo.
La violencia de la caída produce una niebla permanente, en la cual los rayos solares conforman múltiples arco iris de insuperable belleza.